No todos los “te quiero” significan lo mismo. Hay tipos de amor que no valen, que traen problemas, que no dan tanto como reciben.
Para querer bien hay que abrirse en canal, estar dispuesto a darlo todo por alguien, a crear proyectos juntos para el futuro, Hay que cuidar los detalles, hacer cosas porque simplemente te apetecen, sin suponer ningún esfuerzo.
Cuando me dices que me quieres con ese hilito de voz, me voy dando cuenta de que no me quieres bien y la única opción que tengo es alejarme. Y de repente, me deja de importar, ya no tengo la misma ilusión que al principio. Cuando me despierto, ni si quiera me doy cuenta de todo lo que siento por ti. Y es demasiado tarde. Es increíble como una persona que significa muchísimo para alguien en cuestión de tiempo puede convertirse en un verdadero desconocido.
Mira, quiéreme bien o no me quieras. Caminar en dirección contraria a tus labios no formaba parte de mis planes, pero créeme que no seguiré esperando a te quieros de verdad. Porque los míos son sinceros, porque yo me lo estoy jugando todo, porque me lo merezco. La jodida frase de no saber lo que tienes hasta que lo pierdes conmigo no funciona. Quiéreme bien o no me quieras, dalo todo o no des nada.