Una tarde como otra cualquiera de verano..
Miraba una y otra vez el portátil, sin saber que hacer.. dejando que las horas pasaran.
Sin saber porqué empecé a sentir un pequeño cosquilleo en el estomago, a salirme sonrisas tontas
y una cara de enamorada.
A la cabeza solo me venían recuerdos de él, de su cara, de su perfecta sonrisa y su mirada cautivadora...
No podía creérmelo, me estaba enamorando de él.
Pero mi madre una ves me dijo..
"Quién no arriesga, no gana".
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